Uno de los grandes gustos que me dí en el US Open fue ayer por la noche. Si bien tuvimos que esperar para ver el choque entre Juan Mónaco y Federer, valió la pena. Y no sólo porque lo del suizo fue una clase magistral, sino también porque la vi en la primera fila sentado detrás del umpire.
Este se debe a que pude pedir el ticket que dan a los periodistas acreditados. Estuve no sólo viendo la velocidad de la pelota, la elasticidad de sus movimientos, sino también el apoyo de los estadounidenses hacia él. A Pico le tocó la peor parte. Otra perlita; asiento de por medio estaba Brad Gilbert comentando el partido para la televisión. En los descansos no paró de sacarse fotos con los espectadores.
Marcelo Maller
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