En poco tiempo más postearé un excelente documental sobre el olimpismo argentino cuyo ideólogo fue Delfo Cabrera, hijo del campeón de la maratón de Londres del 48. Una joyita que tendrían que ver los amantes del deporte como así también los estudiantes de periodismo. Mientras, les comento que llegó a mis manos gracias a Francisco Vera, el Boletín Oficial del miércoles 31 de octubre de 1990 con la ley 23.891 que estipula "una pensión mensual y vitalicia" a quien haya ganado una medalla olímpica. En el caso del oro serán "tres haberes mínimos", si fuera de plata "dos" y de bronce "una".
Claro que esto no se produce inmediatamente conseguida la presea porque, según dice la ley "las pensiones establecidas podrán ser percibidas cuando el beneficiario alcance los 50 años". Un verdadero disparate. En los últimos casos, por ejemplo, Walter Pérez recibirá su primera pensión dentro de 15 años y Juan Curuchet, a partir de 2015.
En épocas donde el dinero ayuda a la preparación del atleta de alto rendimiento ¿no es hora de hacer cambios? Pérez, por ejemplo, todavía sigue compitiendo al igual que Paula Pareto, medallista de bronce, en judo, en Beijing. Y amén de las becas que puedan cobrar del Estado o algún sponsor privado, también tienen derecho a disfrutar de los logros conseguidos.
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