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Marcelo Maller 0 comentarios

El árbitro Marcelo Arredondo, referí del Argentino A, acusó a Gustavo Bassi de haberle sugerido que favoreciese a Juventud Unida Universitaria de San Luis, en un partido ante Deportivo Maipú de Mendoza. No parece ser el único caso que sale al descubierto en nuestro fútbol. El año pasado escribí el libro "Horacio Elizondo, un hombre justo", que publicamos gratuitamente en Internet con Ediciones Al Arco.

En el capítulo "La búsqueda del cambio", ustedes pueden leer y asociar libremente. Y develar el acertijo, claro. El libro entero lo pueden bajar de mi blog sin problemas:

"Volviendo a nuestro país, Elizondo escuchó muchas historias, sobre todo cuando Romo presidió el Colegio de Árbitros.  Una de ellas decía que uno de los tres equipos más grandes de Argentina “tenía” su árbitro y que, con el paso del tiempo, ese mismo árbitro le fue tomando el gustito al trabajo y sumó más “clientes” para su cartera laboral. Justamente por esta situación, el mismo equipo, al perder prioridad, denunció en AFA lo que estaba sucediendo. Otros equipos siguieron al grande. Nadie quería perderse el negocio. Sólo necesitaban que el árbitro que los dirigiera “no tuviera un mal partido” ese día.
Si en décadas anteriores el imaginario popular pensaba en un maletín con dinero que llegaría a manos de los árbitros antes de un partido fundamental por el torneo local o por alguna Copa internacional, con el tiempo, el modus operandi cambiaría por los contactos e influencias. Nadie le preguntó a algunos árbitros cómo lograron su patrimonio personal teniendo en cuenta que los jornales por dirigir un partido, si bien pueden resultar interesantes, no alcanzan para edificar una fortuna. En los últimos años, de todos modos, hubo algunos estallidos mediáticos que comenzaron a poner la discusión en boca de cada hincha futbolero. Por ejemplo Pablo Lunati (amigo de aquel árbitro con clientela propia entre los clubes), fue cuestionado por poseer un auto BMW, un lavadero y una franquicia de Havanna en  San Martín con el respaldo de la dirigencia de Independiente. Su defensa ante los  medios, diciendo previamente que enviaría cartas documento fue la siguiente en diciembre de 2009: “Me dolieron mucho las cosas que se dijeron sobre mi honestidad. Hace 20 años que tengo un lavadero y empecé a trabajarlo desde los 23 años. Ahora lleva el nombre del menor de mis tres hijos, Matías. Pero además poseo una franquicia de alfajores Havanna. Con todo eso, que anda bien, sí puedo comprarme un auto de 60.000 dólares".

Otra historia que en un país desarrollado sonaría a libro de ciencia ficción habla de un árbitro del cual no se conoció su nombre públicamente. Dirigió en Primera División, incluso hasta un Boca-River en la Bombonera en el último lustro, y a su vez era representante de jugadores. El hombre en cuestión traía chicos desde el Interior para jugar en las inferiores de los clubes. Muchos se asombraban porque no daba la prueba física y sin embargo dirigía aún excedido de peso. Además un colega suyo que trabajaba en el mismo rubro en su vida privada contó que el árbitro se fue de su trabajo privado entre sombras de corrupción. El hombre mencionado ya se retiró y hoy sigue teniendo relación con la AFA.

Gabriel Brazenas, por ejemplo, fue designado en diciembre de 2007 como gerente coordinador de la Unidad de Administración de Beneficiarios del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo Jefe de Gobierno era Mauricio Macri, quien fuera presidente de Boca Juniors. “Yo debo cumplir mi función con total profesionalidad, tanto en el organismo como dentro del arbitraje. Es lo que sé hacer desde hace años: la gestión pública y dirigir. Después, cada quien puede opinar lo que quiera”, indicó cuando su caso salió a la luz. Brazenas dirigió por última vez, al menos hasta el cierre de este libro, el 6 de julio de 2009. Fue en el partido que definía el torneo Clausura entre Vélez y Huracán y en el cual cometió varios errores importantes, entre ellos el foul de Larrivey al arquero Monzón, que derivó en el gol de Maxi Moralez, al fin y al cabo el que terminó dándole el título al equipo de Liniers.

Los desaciertos arbitrales continuaron y muchos hasta resultaron increíbles. El 28 de marzo, de 2010, por ejemplo, y durante el partido de la Primera C entre Lamadrid y Luján, la terna se peleó en los vestuarios. El árbitro asistente Gastón Fernández Landa terminó en el Hospital Zubizarreta con tres puntos en el pómulo y el otro asistente (Daniel Rebuscini), declarando en la comisaría. ¿El motivo de la pelea? La dio en declaraciones radiales Alejandro Toia, quien está al frente de la Asociación Argentina de Arbitros: “Dos de ellos se sintieron dolidos porque uno marcó que estaba para otra cosa, no para ese partido. Cuando uno está bien y se lo refriega a otro pueden pasar estas cosas”. El dirigente apuntó hacia arriba: “Donde hay que trabajar es en la matriz del árbitro que queremos. Los entes que trabajan con los árbitros no lo hacen en conjunto. No aceptan la experiencia de los árbitros para cambiar cosas, cambian estructuras”. Los tres árbitros tuvieron que hacer su descargo en el predio de la AFA ante Miguel Scime, primero en forma oral y después por escrito. Y al cierre de este libro se esperaba la resolución.

En las categorías menores de AFA también aparecieron algunas acciones arbitrales que finalmente fueron penadas. Una investigación del diario Olé sacó a la luz fallos que incidieron en el ascenso de Berazategui de la D a la C en la Promoción 2007-2008 y por los cuales dos árbitros, Diego Muñoz y Claudio Benítez, y dos líneas, Ariel Llapur y Leandro Métola fueron dados de baja por “motivos técnicos”.

Elizondo le dijo adiós a la DFA en marzo de 2009 confiado en que había puesto la piedra basal de un futuro cambio en el arbitraje nacional. El 29 de noviembre de 2009, la AFA echó a Aníbal Hay, su empleado en relaciones públicas y a su vez asesor de Romo en el Colegio de Arbitros. Si bien no se dieron motivos oficiales, a las manos de Grondona llegó una grabación en la cual se habría hablado de un dinero ofrecido por Hay a Cristian Faraoni, árbitro del partido que San Lorenzo le ganó en su cancha a Atlético Tucumán por 3 a 1 en la primera fecha del torneo Apertura. El último día hábil de 2009, según señalaron desde adentro de la AFA, el mismo Grondona despidió a Romo quien fue reemplazado por Roberto Lorenzo. De todas maneras continuó como miembro de la Comisión de Árbitros de la FIFA en representación de la Conmebol. Y aunque parezca increíble, Romo siguió al frente del Colegio de Árbitros. Probablemente deje su cargo a mediados de 2010.


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