Soy crítico del circuito femenino de tenis pero no por machista sino por el mediocre nivel que muestran. Pero, como en todo, hay excepciones y la belga Kim Clijsters, a los 27 años, es una de ellas. Y para reafirmar mi teoría arriba expuesta, la belga lo confirmó ayer ya que se transformó en la primera tenista mamá en llegar al liderazgo del ranking mundial.
Retrocediendo en el tiempo se puede contar la historia de Kim, cuyo padre fue futbolista e integró la selección belga que venció a Argentina en el inicio del Mundial de 1982. La chica se dedicó al tenis y en su primera etapa en este deporte ya fue número 1. Pero se retiró, se casó con el basquetbolista estadounidense Brian Lynch, tuvo una nena (Jada) y luego de 18 meses volvió a las canchas.
"Antes, cuando terminaba de entrenar o recibir un masaje o un tratamiento, tenía todo el tiempo para mí, y ahora lo comparto con Jada. Es un placer estar con ella y no lo cambiaría por nada", dice Kim, orgullosa.
En su retorno ganó tres Grand Slams y regresó a la cima, como para demostrarle al mundo entero que las cualidades van más allá de la edad o del estado civil. En la foto está con la francesa Amelie Mauresmo, que le entregó en París --donde llegó a la final--, el trofeo por ser de nuevo líder del escalafón Les muestro un video de su hija (que es igual a ella), en la entrega de premios del Abierto de Estados Unidos del año pasado.
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